Diseñadores golondrina

Un fenómeno preocupante que refleja la pérdida de valores, compromiso y auto-exigencia en los primeros pasos de los diseñadores.

Adrián Pierini, autor AutorAdrián Pierini Seguidores: 469

Como es sabido, el término «trabajadores golondrina» se refiere a los trabajadores que migran una y otra vez en busca de mejores oportunidades laborales. Ese fenómeno se da mayoritariamente en sectores rurales y como consecuencia de un tipo de demanda laboral vinculados a los tiempos de siembra y cosecha.

Encuentro que esa realidad, esa forma de trabajo inestable y poco formadora vinculada específicamente a los no profesionales, ha cobrado cuerpo en muchos jóvenes universitarios. Cabe aclarar que no se pretende aquí realizar un análisis sociológico, ni criticar a los diseñadores que se ven obligados a cambiar de trabajo por malos tratos, explotaciones o despidos injustificados. Apenas busco hacer un llamado de atención frente a una actitud poco comprometida que va creciendo cada vez más en las nuevas generaciones: muchos recién egresados migran de manera continua hacia y desde distintos estudios de diseño con el objetivo de encontrar el «paraíso proyectual», un lugar mágico en donde los conocimientos fluyan, los jefes no exijan siempre resultados óptimos, los proyectos sean ideales, los clientes respeten 100% su trabajo y la creatividad jamás, pero jamás, sea cuestionada.

Para avalar un poco más esta observación quiero dar algunos detalles de mi propia experiencia. Durante los últimos años he recibido cientos de curriculums en los que se observa la increíblemente corta permanencia que los postulantes han tenido en cada uno de los establecimientos en los que han incursionado. Más allá de la forma tan singular y poco estratégica de presentarse (algunos ni siquiera personalizan el mensaje de correo electrónico, enviando la misma reseña con copia a tantos estudios como les es posible), resulta increíble constatar que: Roberto estuvo cambiando de agencia cada dos meses, Juan cada mes y medio, Laura cada cuatro, Miguel cada cinco y la lista continúa. Paralelamente, en un acto de inocencia mezclado con una peligrosa deformación del término «experiencia», esas mismas personas hacen mención de los numerosos proyectos encarados durante esos breves períodos.

Es común leer descripciones como: «en este tiempo (dos o tres meses) desarrollé marcas para diversas empresas, diseño de packaging, armado de originales, diseño de folletería y material POP, dirección y supervisión de diversos proyectos...». Ese tipo de declaraciones es fiel reflejo de una importante confusión, ya que es imposible afirmar que en lapsos temporales tan estrechos pueda desarrollarse seriamente la mayoría de los proyectos mencionados. Lo cierto es que, por lo general, los diseñadores necesitamos años de pruebas, equivocaciones y nuevas pruebas para aprender a desarrollar un envase mínimamente efectivo.

Resulta curioso, por otro lado, que una vez seleccionados y en la mesa de entrevista estos «jóvenes golondrina» hablan de compromiso, esfuerzo de superación, necesidad de aprendizaje, etc., cuando en la práctica su objetivo es otro: sumar una estrella más a su larga lista de establecimientos incursionados. Tras su paso fugaz, argumentos como: «cerré una etapa» (¿?), «ya aprendí suficiente» (cuando la permanencia fue de dos meses), «quiero incursionar otras áreas del diseño», se convierten en un claro reflejo de la extrema ansiedad formativa.

Surge la siguiente pregunta: esta visión de muchos recién graduados, ¿es consecuencia de una nueva cultura que fomenta la inmediatez, la superficialidad y la mediocridad creativa como rasgos valorables? Cuando mi padre me hablaba del empleado histórico, aquel que nacía, se formaba y se jubilaba en la misma empresa, me resultaba ridículo. En ese entonces pensaba, y aún lo sostengo, que la diversidad en su justa medida es enriquecedora, sin embargo hoy en día, estamos presenciando una circunstancia preocupante que es alentada por una visión pasajera y sintética de la realidad.

Muchos jóvenes con los que he intercambiado opiniones sobre este tema expresan que se «picotea» un poco en cada lado, porque de esa manera su experiencia es más variada y su conocimiento más completo. Considero que en esa concepción de la realidad se encuentra el centro de la problemática. Frente a ella debo enfatizar que los cursos express nunca han sido buenos formadores. Aquel que desee ser un verdadero profesional debe sacrificarse, esforzarse, aprender seriamente de aquellos que día a día demuestran una capacidad adquirida a lo largo de los años.

¿Cómo se aprende seriamente? Con la práctica intensiva y duradera. El «observo y me voy» es una práctica para ingenuos y facilistas. Los recién egresados deben entender que el proceso de aprendizaje no es mágico y que deben vivir la experiencia de diseñar una y otra vez. Deben comprender que sólo tras haber enfrentado durante años una problemática proyectual determinada podrán decir, con real conocimiento de causa, que han alcanzado métodos inteligentes que le permitirán resolver con éxito apenas una parte de los desafíos proyectuales venideros.

La intención de estas líneas es alertar sobre esta forma pasatista y vacía de adquirir una pseudo-experiencia que sumerge al novato en una equívoca idea de idoneidad, que redundará en una confusión altamente peligrosa tanto para su capacidad proyectual como para su valoración profesional a largo plazo. Rechazo profundamente a aquellos jóvenes que inscriben orgullosos en sus currículums una trayectoria basada en breves permanencias, cuando éstas son fruto de una inestabilidad buscada y cuya argumentación se sustenta simplemente en la obtención de mayores espacios de experimentación.

Quiénes comienzan su carrera de diseñadores deben comprender que el tiempo de permanencia en un trabajo es muy importante para solidificar en la mente lo que se incorpora el la práctica de cada día. Sería bueno que se recuperara apenas un poco de aquella vieja tradición histórica del trabajo, porque la «práctica constante en un entorno estable» es la única manera de construir una propia experiencia enriquecedora y aplicable a desarrollos exitosos.

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Retrato de Jannet Riffo
0
Feb. 2018

Es interesante el articulo, sin embargo se debe considerar que el diseñador es un constructor de la idea de un individuo, pero si es cierto en todo los comentarios que leí, existe una desvalorización de la profesión, es lamentable.

0
Retrato de Ana Cecilia Arroyo
10
Feb. 2017

Coincido plenamente, como docente universitaria de Diseño, esta expresión de diseñador- golondrina me parece la mejor síntesis que he leído.

Más allá que mis inicios fue como Ing agrónoma, y ese concepto lo he escuchado mucho tiempo en ese contexto, aunarlo con el diseño y corregir esta realidad de la profesión es el paso fundamental para re-formular nuestra carrera.

El problema de ofrecer una profesión en corto plazo, no colabora con la visión express del hoy, las nuevas tecnologías mal entendidas, no como herramientas sino como fuente de ideas, la oferta y competencia desleal de pseudo- educación, quioscos de diseño rápido, costos incomparables de un profesional compitiendo con habilidades en el manejo de un programa de auto-diseño.

La realidad es que los resultados están a la vista, de aquel que tiene una visión profesional que contempla todos los aspectos que debe tener un buen diseño actuando en un mercado real y no como pieza de creatividad personal.

0
Retrato de Andrea Soraiz
1
Dic. 2013

Leí el artículo y me parece interesante...creo que estamos en un etapa de cambio, en las formas y tiempos de trabajo. Incluso en los profesionales del diseño y también en las Empresas. Les recomiendo que lean este libro "El Trabajo en la Posmodernidad" de Pablo Maison.

Trabaje en pocas empresas y muchos años en ellas...y conviví en estos lugares con trabajadores golondrinas. Me encontré con buenos y no tan favorables ejemplos. Pero aprendí cosas muy importantes de los trabajadores golondrinas. Y también entendí que aquellos que tenemos otra experiencia, podemos contribuir.... ayudándolos.

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Retrato de Said Otero
1
Ago. 2013

Muy interesante artículo; es una situación que actualmente se presenta mucho. Aunque la verdad, en mi opinión algunas empresas y/o agencias han incurrido en solicitar personal «todero», como dirían en mi tierra; se busca diseñador que sepa esto, aquello, lo otro, e incluso que sepa manejar nómina y de paso si tiene vehículo, que haga algunas diligencias. Creo que en algunos casos se incurre en abusos y el principio del diseñador especializado en un ramo específico está siendo desplazado en muchos casos por el saber «de todo un poco».

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Retrato de Vicente Abaonza
0
May. 2013

Es un tema bastante interesante, y más por el hecho que nos involucra a los estudiantes y ya casi egresados, y concuerdo completamente en que EL HABER TRABAJADO «X» TIEMPO EN ALGUN LUGAR GENERA UNA PSEUDO-EXPERIENCIA , no quiere decir que con uno o 2 meses tengas conocimientos que puedas usar de manera practica. Es un hecho , que habrá lugares en donde seas explotado, donde te paguen mal sueldo y que por razones así cambies de trabajo ... pero ya que todo tu curriculum esté así, bueno , habla hasta de una inestabilidad personal.

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Retrato de Clara de Vries
0
Oct. 2012

Está muy bien lo del esfuerzo y compromiso con el trabajo ya que es la manera de adquirir experiencia y base en el área del diseño, pero lo que habría que verificar es realmente si las fuentes de trabajo valoran el esfuerzo del empleado diseñador ya que los salarios que pagan no hablan de eso, y por mas amor, ganas y pasión que uno pueda poner en su trabajo la realidad lamentablemente habla de otra manera y no es la misma que la de los salarios que ofrecen los empleadores.

0
Retrato de Luciano Agüero
0
Luciano Agüero
Ago. 2012

Veo por los últimos comentarios que tergiversan el mensaje del autor, pues el aclara «no se pretende aquí realizar un análisis sociológico, ni criticar a los diseñadores que se ven obligados a cambiar de trabajo por malos tratos, explotaciones o despidos injustificados». Es verdad que queremos en cualquier trabajo que nos paguen y nos traten respetuosamente y que en muchos casos no existe, pero existe cierto punto en que lo que mueve a la persona es la falta de compromiso, no solo compromiso con el trabajo, también en otros aspectos de la vida.

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Retrato de Lucas Lizandra
0
Mar. 2012

Buena reflexión la que expresa Pierini, coincido que los 'cursos express' sólo generan 'hacedores gráficos' cuando en realidad la tarea del diseñador requiere de muchos factores de análisis, proyectar ideas y prever situaciones. Es cierto que muchas empresas no respetan los tiempos para cada proyecto, pero está en cada uno fundamentar los procesos para alcanzar resultados más eficientes.

0
Retrato de Matias Cazorla
1
Dic. 2011

Como diseñador siempre trato de que mis trabajos duren el mayor tiempo posible, porque creo que debe existir un compromiso profesional. Pero no siempre depende de uno que la relación laboral sea muy corta. En muchos casos te encuentras con empresas que no cumplen con lo pactado o que pasados unos meses muestran su verdadera cara, una cara que no era la que buscabas al firmar tu contrato. En ese caso la única opción, una vez agotado el diálogo, es buscar otra empresa y esperar tener mejor suerte. Con el tiempo y la experiencia muchas empresas se ven venir o se las tiene fichada de antemano.

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Retrato de Fernando Burgos
0
Dic. 2011

La única experiencia que tuve con las agencias simpre termino en que ellos querían que les trabajara con un sueldo casi nulo y por más de 8 hs al día porque todos sabemos que en este ambito de trabajo la creatividad no marca tarjeta.

Ser empleado golondrina es malo pero peor es ver el esfuerzo de uno que beneficia a algunos y no a vos también.

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