Prosumidor
Las empresas ya no pueden decidir unilateralmente qué bienes debe consumir el público. Se empieza a establecer un nuevo tipo de relación, más horizontal.
Hasta hace relativamente poco tiempo, la importancia de la red (Internet), radicaba en la posibilidad de crear espacios para divulgar contenidos, los cuales eran consumidos por públicos en su mayoría específicos. Dichos públicos accedían a la información mediante búsquedas en motores como Google, y en muchos casos, tecleando directamente la dirección del sitio Web de determinada empresa.
Las empresas adquirían dominios y «colgaban» información institucional propia de un plegable, brochure o portafolio impreso, siguiendo la linea tradicional del mercado vertical, dejando en manos del usuario únicamente dos posibilidades, comprar o no comprar. Lógicamente la primera opción resultaba la más apetecida y en la que más dinero se invertía de parte de las empresas productoras, logrando que antes de enfrentar al usuario, ante la duda de consumir algo o no, éste ya hubiera sido condicionado y sometido a una fuerte influencia por parte de medios tradicionales y de conceptos que determinaban en su mente la importancia y la inminente necesidad de llevarse el producto a su casa.
Hoy en día con la democratización de Internet y la llegada de las herramientas 2.0, el consumidor ha abandonado, al menos hasta cierto punto, su condición de zombie controlable remotamente y se ha posado en medio del esquema comunicacional tradicional, alterado su estructura y estableciendo modelos horizontales, contando con las herramientas y recursos necesarios no solo para producir sino para condicionar los productos y los modelos de comercialización de las grandes empresas.
Este nuevo rol asumido por el antiguo usuario, se conoce como «prosumidor» y su principal cualidad es la de crear e identificar productos, y por que no, cualidades y defectos de los mismos, para posteriormente comunicarlos de manera masiva.
Así pues, el papel de las campañas tradicionales se ve fuertemente afectado, su efectividad es puesta en aprietos. El nuevo «usuario-productor» no es fácilmente manipulable y ahora su opinión tiene mas alcance y valor que nunca.
El presente y el futuro o al menos el futuro más inmediato apunta a la necesidad de crear comunidades alrededor de los servicios y productos de determinadas empresas, dando la oportunidad al usuario de deconstruirlos, examinarlos, y opinar sobre ellos; brindando las herramientas necesarias para que todo el contenido creado por el cliente llegue a los demás de forma masiva a través de los canales facilitados por la empresa, que en cierta medida retribuye el trabajo que el usuario ahora realiza para ella. Debe tenerse en cuenta también la necesidad de monitorear, escuchar y responder a cada una de las inquietudes que se plantean en torno al campo de acción y que conciernen a la empresa, sea en forma directa o indirecta.
Es indispensable entender que las empresas ya no son las únicas que determinan los bienes que deben ser consumidos. Ahora las empresas son aspirantes a «mejor amigo del cliente» a quien escuchan, ayudan y citan constantemente, esperando que les presente a su grupo de amigos y personas cercanas.
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