No me des lo que te pido, dame lo que quiero

La relación con el cliente y el problema de interpretar deseos.

Andrés Gustavo Muglia, autor AutorAndrés Gustavo Muglia Seguidores: 137

Fernando Rodríguez Álvarez, editor EdiciónFernando Rodríguez Álvarez Seguidores: 219

La relación con el cliente es un tema del Diseño largamente visitado. Encarar una relación sana para ambas partes de un proyecto —quien lo pide y quien lo crea, o quien produce y quien paga, si lo ponemos en términos económicos— es un desvelo para muchos teóricos del Diseño. A veces, esos mismos autores desglosan largas consideraciones que describen un contexto extraño para muchos de nosotros. Hablan de contratos para campañas de reconocidas multinacionales o de relaciones con mega-clientes estatales, que exigen la coordinación de cuantiosos equipos de trabajo y el desarrollo de procesos complejos, como la creación de un sinnúmero de aplicaciones gráficas. Eso exige rigor, coordinación, conocimiento y una máquina bien afinada que solo existe en los más importantes estudios de diseño y, cómo no, que dominan los diseñadores más reconocidos.

Leer estos testimonios, recetas, o como quiera llamárseles, deja a veces un sabor ambivalente en el paladar del lector. Por un lado, se siente que uno pertenece a otro mundo, diverso a este que nos narran; un mundo más pequeño, hecho de tías que piden tarjetas para cumpleaños de quince o clientes que pretenden que su pizzería publique un volante decente. Por otro lado, en esa vorágine de maquinaria pesada puesta a funcionar para grandes clientes, en ese proceso casi matemático que supone organizar una mega-campaña, parece naufragar el concepto fundamental del diseño —a mi juicio— que es la creatividad; o únicamente sobrevive como una parte no más importante ni fundamental que el resto.

Como sea, dentro de esos dos mundos, el grande y complejo y el pequeño y aparentemente simple, hay un eje transversal que los cruza y que los une: es el hecho de que el diseñador debe «interpretar» los «deseos» del cliente. Subrayo los dos términos anteriores para abundar un poco en cada uno.

Interpretar los deseos

Podríamos, sin mucho esfuerzo ni necesidad de acudir a diccionarios ni fatigosas etimologías, asimilar el término «intérprete» al de «actor» y al de «traductor». En el caso de estos dos oficios tan diferentes, insólitamente vinculados por una palabra, se pone de manifiesto que quien interpreta, traduce a términos inteligibles un mensaje de cualquier índole. Pero nosotros también somos intérpretes. Sin mediar actor o traductor alguno, todo el tiempo estamos decodificando mensajes convencionales, cuando leemos o cuando acatamos por obligación una señal de tránsito. Como se sabrá, ningún lenguaje convencional es perfecto, y siempre habrá una fuga de sentido que lo torne más o menos ambiguo. De ahí que interpretar lo que el cliente nos pide sea muchas veces una tarea difícil.

Pero, y si ya no fuera suficiente con interpretar lo que la tía Coca tiene pensado para su dichosa tarjeta de invitación el cumpleaños de quince de su hija, que expresa a través de conceptos ligeros como «quiero algo más delicado, podría ser un «rosita», o un «verde agua», algo así como la propaganda esa del agua mineral» (sic); viene a interferir en todo esto el demonio del deseo. ¿Qué es lo que desea la tía Coca? Les puedo asegurar que ni ella misma lo sabe. Porque el deseo es precisamente lo que abre una angustia o una carencia, pero que no puede ser nunca satisfecho. Como dijo Lacan «lo que no cesa de no inscribirse». Precisamente, ya que traemos a colación el análisis, los psicólogos y analistas (no confundir, por favor, que se ofenden) hacen sus compras en el supermercado gracias a que son legión los que les pagan por descubrir qué es aquello que los angustia; es decir, ese deseo que no pueden descubrir y que una vez revelado o satisfecho los reintegraría al tan mentado equilibrio del final de análisis, el limbo, paradójicamente, siempre deseado y siempre postergado.

La propuesta satisfactoria

En el trabajo cotidiano del diseñador, una práctica reiterada refleja esta encrucijada y es la de presentar varias propuestas de diseño para un mismo pedido. Esta práctica, largamente desaconsejada por los que, aparentemente, saben más, es contraria a la que indica llevar una sola propuesta consistente y sólida, y saber argumentarla.

En la realidad real, la nuestra, a veces hay que llenar toda una carpeta, mal que nos pese, con variaciones de un mismo diseño (diversas paletas cromáticas, tipografías intercambiables) o varias propuestas completas y diferentes, lo cual, todos lo sabemos, implica más trabajo por una misma paga. En ese contexto, no es raro que el cliente elija la que el diseñador consideraba «la peor» de las opciones posibles. La que consideraba «más floja», la que tenía menos que ver con las necesidades del producto. Pero el deseo, en fin, es inaccesible para cualquiera de las dos partes. Así, cuando el cliente no tiene claro lo que quiere o lo que necesita —y a veces no se llega a esa mínima base desde la cual empezar a trabajar ni con muchas reuniones o charlas—, el diseño final que será elegido se parece un poco a la bolita caprichosa que cae en el número de la ruleta.

Muchos dirán que ese es un trabajo que hay que rechazar. Pero el diseñador tiene, como todos, que llenar la olla. No existe cliente ideal, ni producto ideal, ni —seamos justos— diseñador ideal. La relación con ese cliente, o cualquier solicitante de diseño, incluso el que se acerque más a nuestro ideal, tendrá más o menos —con condimentos más o menos atenuados—, la misma estructura; la necesidad de que el diseño, además de cumplir los objetivos que el cliente pretende, seduzca y guste a ese usuario que, muchas veces, no cuenta con herramientas de juicio tan filosas como las nuestras, por más que intentemos prestárselas defendiendo nuestro trabajo, y se decanta por la más natural, que es a su propio gusto. Nuestro trabajo será en parte —la parte más engorrosa— establecer esa relación, diferente en cada caso.

Cierro este artículo con la cita que compone el título y que, por cierto, no tiene nada de docta. La extraje de la película «Los Pitufos» (Raja Gosnell, 2011). En ella, un sufrido protagonista —que se dice gerente de marketing, pero es claramente un diseñador— lucha por satisfacer los deseos de su jefa-clienta, una suerte de Cruella De Vil del mercado capitalista, que le exige una campaña brillante para su empresa de productos cosméticos. En esta reveladora frase que le queda un poco grande a la película, la clienta le pide al diseñador: «No me des lo que te pido, dame lo que quiero». Lo más gracioso, o lo más patético, es que el pitufo Tontín, con una de sus habituales torpezas, es quien envía un email con una propuesta equivocada a la jefa, que es la que ella finalmente elige; lo que le vale un ascenso al protagonista.

¿Caricaturesca o exacta descripción de la suerte del diseñador frente al deseo del cliente? Un poco y un poco. Suficiente como para apuntar que, como toda disciplina humana donde intervienen decisiones que no siempre tienen que ver con la razón, no alcanza con desglosar procesos ni recetas; porque donde intervenga el deseo, la perinola del azar puede caer del lado menos esperado. Quizás sirva de consuelo pensar que si no fuera así, todo sería muy aburrido.

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Debate

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Logotipo de Ab Creativo - Sergio Affonso
4
Feb. 2015

ERROR. Con el mayor de los respetos siento q tu artículo tiene un enfoque erróneo. Hablás de "llenar toda una carpeta, (...) con variaciones de un mismo diseño (diversas paletas cromáticas, tipografías intercambiables) o varias propuestas completas y diferentes", entonces es indudable que no supimos escuchar al cliente y no pudimos elaborar con claridad el concepto a comunicar y, por ende, no pudimos plasmar la solución justa. Si por falta de datos, herramientas/conocimientos, capacidad de análisis, etc no podemos generar el concepto madre o "core" que responda al problema, no podemos nunca dar con la solución. Entonces, es cuando uno deja de ser un diseñador profesional para convertirse en el chico que hace lindos dibujos y como tal, ya no decimos cual es la solución sino que solo intentamos lograr ese dibujito que guste para que el trabajo concluya y el cliente pague. JAMAS UNO PUEDE TENER CARPETAS DE SOLUCIONES PARA UN MISMO PROBLEMA. Si esto nos pasa, estamos con un error de base.

0
Retrato de Andrés Gustavo Muglia
137
Feb. 2015

Hola Sergio. Me encantaría tener las cosas tan claras como vos, y hablar con mayúsculas casi de prospecto para que los demás copien mi VERDAD. Pero lamentablemente sólo doy opiniones de la realidad, en base a mis percepciones y mis pensamientos. Además la palabra Error la he sacado de mi vocabulario, escucho y aprendo, si disciento, lo expreso en todo caso con respeto.

3
Logotipo de Ab Creativo - Sergio Affonso
4
Feb. 2015

Creo que fui absolutamente respetuoso. Lo q noto en el foro es q si alguien no coincide con el autor del artículo, éste se molesta por ser cuestionado. La palabra error no debés quitarla del vocabulario, xq el mismo existe y en algunos casos, por errores, suceden cosas graves. Por fortuna, nuestra profesión poco pone en riesgo, pero un error médico, puede conllevar la muerte. Te sugiero la reincorpores. Y está muy bien escuchar y aprender. Nada cuestiono sobre ello. La mayúsculas las usé para poner énfasis en una idea q uno no puede explayar porque solo se cuenta con cierta cantidad de caracteres. Lo q sí sé, y con claridad, es que NO hay 20 formas de resolver un problema. Eso es estar mal enfocado, y una carpeta llena de soluciones es un error. No hay discusión posible en esto. Por culpa de diseñadores con estas "carpetas llenas de soluciones" existen clientes mal acostumbrados q creen que es el método de trabajo con el q se llega a la solución. Un médico no da 20 diagnósticos

0
Retrato de Andrés Gustavo Muglia
137
Feb. 2015

Hola Sergio. Siempre agradezco las opiniones y el respeto de los que opinan.

Respondo lo medular ¿Por qué "NO" hay 20 formas de solucionar un mismo problema? ¿Quién lo dice? Si fuera así sólo habría un modelo de automóvil, el que te lleve y punto, pero existen muchos. Muchas soluciones a un mismo problema. ¿Entonces dónde está el error? Expresiones del tenor de "No hay discusión posible en esto" son realmente desafortunadas. saludos

0
Logotipo de Ab Creativo - Sergio Affonso
4
Feb. 2015

Es evidente q el error es conceptual. Siguiendo tu ejemplo de los autos, si debés correr una carrera de Fómula 1, no podés hacerlo con un auto común ni siquiera con otro de carrera, sólo podés hacerlo con un F1. Lo q vos planteas me hace recordar la frase de Groucho "Si no le gustan mis principios tengo otros". Vos crees q todo puede discutirse y no es así (condenar el abuso de menores no tiene discusión, por ejemplo). Presentar 5 o 10 logos y si ninguno gusta presentarle otros 10, está lejos de lo profesional. Confundís tener ideas distintas respecto a otro diseñador con tener q presentar TODAS esas ideas al cliente. El cliente no está para juzgar que es correcto. Un paciente no va a recibir 10 diagnósticos y elegir cual le gusta. Cuando presento un trabajo considero q es la solución al problema. Y en caso q no concuerde conmigo, es evidente q no soy el profesional q puedo ayudarlo y debe consultar a otro, xq llevé mi mejor respuesta, no una de tantas. Orientar es parte del trabajo.

1
Retrato de Andrés Gustavo Muglia
137
Feb. 2015

Hola. Siempre me gustó esa frase de Groucho (no sé si es de él realmente pero es graciosa). Sin embargo no creo estar traicionando la esencia de lo que expongo. Al contrario. Ni siquiera es el eje del artículo esto que golpeás con tus razonamientos. El problema, y está aquí el "error conceptual" que pregonás, es pensar que uno tiene "la Verdad"; en el diseño y en lo que sea. No sé, tus ejemplos me parecen rebuscados. ¿Cómo apareció aquí el abuso sexual, la medicina?¿cuál es el objetivo? ¿hallar una verdad unívoca para el diseño en general? ¿dar recetas? ¿bajar línea? ¿decir Cómo se Hace y Cómo No se Hace? ¿Quién determina eso? Yo desde luego que no. ¿Vos entonces? En fin que nos enredamos en una de esas ciberdiscuciones que siempre pienso cuando las leo... en fin.

1
Retrato de Ivan Abbadie
46
Feb. 2015

creo que lo que plantea sergio affonso es muy interesante y valido, creo que es importante que si bien no hay verdad absoluta, es importante ser resolutivos, y justamente es nuestro papel de diseñadores, asesorar al cliente, ellos han confiando su marca en nuestro trabajo, es importante dejar lo personal de lado, sin duda creo que lo que dice andrés está bien, aquí lo que creo es comenzar a ejercer diseño, no trazos, no caprichos, no gustos del que paga, sino ser profesionales y empezar por demostrar el valor de nuestra profesión.

0
Retrato de Andrés Gustavo Muglia
137
Feb. 2015

Estos de acuerdo en que objetivo está claro, como tú dices, lo que trata de reflejar el artículo es la dificulta de conseguirlo por este deseo que se entromete en toda relación cliente-diseñador.

0
Retrato de Felipe Palma
0
Feb. 2015

Qué extraño que alguien se concentre tanto en un punto que no es el central del artículo, y con esa fuerza. Para mi queda claro que Andrés jamás dice que alguien "deba" hacer 10 diseños propuestos para un encargo. Lo que dice Andrés al respecto lo "interpreto" como una posibilidad que puede darse, cuando para aceptar esa respuesta única y acertada (que asegura dar Affonso cada vez, o casi), el cliente transita desde lo objetivo a lo emocional, donde residen los deseos. Y cuando el cliente evalúa tu propuesta en base a deseos, la racionalidad y lo que asegurabas "necesita" tu cliente pierde fuerza, el camino iluminado por el análisis que hiciste del caso se oscurece y comenzarás a "intentar" con "otras" respuestas, seguro también correctas, atinarle al deseo.

Y claro que hay más de una respuesta correcta. Lo he visto con mis estudiantes, si entregas un mismo brief a distintos diseñadores, habrá muy buenas y diversas respuestas, varias acertadas y plausibles.

Saludos, muy buen artículo.

0
Logotipo de Ab Creativo - Sergio Affonso
4
Feb. 2015

Primero, no sé xq ponés ese halo de misterio al decir "Que extraño que alguien se concentre en un punto" Para vos no es central. Para mi sí, porque si bien el habla de lo difícil de satisfacer deseos, un profesional con su trabajo debe mantenerse alejado de esto. Y te lo explico con un ejemplo q sigue mis respuestas anteriores. Cuando un paciente va al médico y busca un diagnóstico a su problema, es seguro q su deseo discurre por tal o cual lado, pero el médico se abstrae de esto y da el diagnóstico y el tratamiento q juzga indicado q está más allá del deseo. Volviendo a mi respuesta, lo mismo debemos hacer nosotros. El deseo del cliente es lo q debemos separar. Nos pagan y trabajamos para lograr soluciones, no para satisfacer gustos. Creo que esta delgada línea separa a un profesional de la comunicación con un decorador de interiores el cual si trabaja más sobre los deseos del cliente mezclándolos con sus conocimientos para darle forma. Por eso, siento equivocado el nudo del artículo.

0
Retrato de Felipe Palma
0
Feb. 2015

Corrijo, diré "me parece extraño", es decir hablo desde mi percepción. No busco juzgarte, sino dar mi opinión.

Creo que la comparación tan frecuente (me refiero a opiniones de mucha gente, no se trata de tí solamente) del contexto de la medicina con el diseño, no es muy fructífera. Son realidades distintas y como dices bien, con consecuencias distintas. Pero usando esa metáfora, si alguien da muchas opciones de diseño, o si la respuesta es abandonar al cliente, ambas reacciones son "síntoma" de un mismo problema: el cliente está juzgando desde su deseo. Y ese es el tema central que expone el autor del artículo.

El síntoma no es lo central, no es el problema, es lo que nos permite distinguir el problema.

E insisto, el que haya muchas propuestas no quiere decir que ellas no funcionen, y sólo una lo pueda lograr. Puede haber otros diseñadores que lleguen con sus respectivas "respuestas únicas y correctas" al mismo requerimiento. Ahí está el valor de cada profesional.

¡Saludos colegas!

0
Responder
Retrato de Ivan Abbadie
46
Ene. 2015

el asunto es saber que es lo que ʼdeberíamosʼ estar haciendo a través del diseño, el diseño es un medio, no un fin, no basta solucionar un "problema", no basta atender una "necesidad", ya que soluciones hay muchas, tantas como las que generamos, tantas como diseñadores competentes (o incompetentes) pueden llevar a cabo, es importante ser asertivo, ser resolutivo, basta de jugar al bohemio creativo que "inventa" cosas raras, basta de jugar al afamado "dibujante", es importante ser conceptualizadores, ser comprometidos, ser profesionales, dejar de lamentarse por los clientes, cuando son ellos el motivo para llevar a cabo un proyecto, siempre y cuando sepamos identificar que a pesar de que ellos pagarán la cuenta, en realidad trabajaremos para sus clientes, así que no importa lo que nos piden ni lo que ellos quieran, sino lo que más conviene a los clientes de nuestros clientes, el usuario.

"en diseño, no trabajes para tus clientes, trabaja para sus clientes".

2
Retrato de Andrés Gustavo Muglia
137
Ene. 2015

Ese es un ideal, pero sinceramente no creo que sirva para la praxis diaria, trabajamos con gente, y gente que paga y por eso cree tener razón. A veces basta con hablarles y explicarles para que entiendan el concepto que les conviene implementar, pero a veces no sirve, y eso es lo que traté de expresar; precisamente que un paradigma ideal no sirve para tratar con la mayoría de los clientes.

1
Retrato de Ivan Abbadie
46
Ene. 2015

no es ningún ideal, si no diseñas para el usuario final no lo estas haciendo bien y justo estás dando lo que "te piden o lo que quieren", por eso el fracaso constante y las quejas constantes, cuando aprendamos a comunicar que lo que hacemos no es atender caprichos de "gente que paga" ni mucho menos "traducir deseos" sino impulsar su producto (tan amplio como este sea) de esa ʼgente que pagaʼ, entonces dejará de haber victimizaciones, entonces comenzará un respeto porque comenzamos desde adentro a modificar dicha percepción, en fin e insisto, cada quien que lo haga como deseé, cada quien que obtenga lo que deseé, ¡saludos!

0
Retrato de Andrés Gustavo Muglia
137
Ene. 2015

Hola Iván. Quizás no transmití bien lo que deseaba transmitir, yo también oido las victimizaciones y el echar culpa al cliente porque no tiene internalizado cuál es la función del diseñador, y por tanto le cuesta respetarla. Pero sigo insistiendo en que no se puede partir de un paradigma rígido de cuál es la relación ideal entre cliente y diseñador, la clave, arriesgo, está en tomar esa relación una a una porque cada cliente es un mundo. Sino ¿Qué queda? ¿Pegar un portazo cuando el cliente no entiende lo que propones? ¿Aleccionar a cada uno con cuál es el papel del diseñador en el mundo?

0
Retrato de Ivan Abbadie
46
Ene. 2015

sin duda coincidimos en ello, andrés, creo que hablamos de los mismo, yo lo que quiero manifestar es que no hay que dar lo "que el cliente pide", sino lo que realmente necesita su producto (marca, servicio, empresa, etc...), ser asesores y llevar a cabo el proyecto con responsabilidad y compromiso para que los resultados sean favorables, siendo así es la mejor manera de que el ʼcliente, el que pagaʼ no dude cual es el rol de nosotros los diseñadores, pero sin duda hay muchos colegas desorientados que siguen haciendo lo que "les piden" y obviamente los resultados no serán precisamente los mejores, ¡saludos!

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Retrato de Andrés Gustavo Muglia
137
Ene. 2015

Sí por supuesto, la idea de lo que el diseñador debe hacer esta clara, en eso estamos de acuerdo. Lo insólito o lo inesperado, y que se aprende solamente en la praxis, es esta suerte de seducción que hay que llevar a cabo con el cliente, a veces muy a contramano de lo que uno pensaba (hace muchos años) era el diseño.

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Retrato de Jorge Reares
7
Feb. 2015

Me gustan las comas, los puntos comas, los puntos seguido, los punto aparte, los entrecomillados, los signos de admiración y de preguntas. Me ayuda a entender la expresión y el énfasis del escritor, detrás del énfasis aveces suele estar el pensamiento profundo, o , la emoción, que también es mensaje. En alguna época de mi vida me sentaba junto a los locutores de radio, cuando grababan los spot publicitarios para que leyesen las oraciones dándole importancia a las puntuaciones, yo conducía el énfasis de la voz hacia donde pretendía, pues sino el mensaje impactaba diferente. Considero MUY importante la puntuación.

0
Retrato de Andrés Gustavo Muglia
137
Feb. 2015

Hola Jj Reares, siento que el comentario va dirigido no sólo a mí. Cada cual gusta de un tipo de estilo de escritura, quizás el que le sea más cómodo o el que le es más familiar. Yo analizo bastante el modo en que escribo y, sobre todo, como hago las puntuaciones, etc. No todos están obligados a tener los mismos gustos que yo, aunque celebro cuando como vos (vamos a vocearnos ya que estamos esntre argentos) alguien me deja un comentario tan elogioso. Muchas Gracias.

1
Retrato de Jorge Reares
7
Feb. 2015

Repasé mentalmente ayer este texto luego de hacerlo Andrés, alejado de la Pc y mientras conducía. Se me ocurrió que las puntuaciones en las redacciones actúan en representación de la "comunicación no verbal", supongo que representa algo de "comunicación corporal". Obra difícil la comunicación o reflexión escrita; me animo afirmar que su máximo desarrollo se logró con la aparición de signos intercalados en las oraciones.

Pregunto ahora ¿los emoticones pugnan reemplazarlos en la comunicación por medio electrónico? quizás, sin embargo demuestra que es imprescindible una representación de gestos corporales, de gestos no verbales en la comunicación escrita.

0
Retrato de Andrés Gustavo Muglia
137
Feb. 2015

¡Qué tema interesante! Para mí la puntuación es el ritmo de la literatura. A través de la puntuación podés contagiar algún tipo de sentimiento al lector, aumentando el ritmo le das énfasis al discurso, vértigo, disminuyendo inducís a la reflexión; en fin es un mundo. Lo de los emoticons me parece (subrayo el me parece) un ir para atrás en la historia del lenguaje. Como si volviéramos a un estadio previo del signo letra, un especie de revival de los jeroglíficos, algo que funciona como signo pero es a la vez figuración de algo; pero por otro ladotambién son representaciones de gestos corporales como bien señalás; habría que decirle a alguien ducho en semiótica que escribiera sobre el tema.

1
Responder
Retrato de Cristian Petit De Murat
20
Feb. 2015

Muy bien, Andrés. No sólo por las opiniones, todas valiosas y sensatas, sino también por el estilo y gracia en la redacción. Todos solemos ser un poco (o un mucho) solemnes respecto a nuestra profesión, y decir cosas serias con humor es un placer y un alivio para los demás.

Creo que con esa clase no te debe costar mucho vender tu trabajo.

Felicidades otra vez y me encantaría seguir leyendo opiniones tuyas.

0
Retrato de Andrés Gustavo Muglia
137
Feb. 2015

Hola Cristian, gracias por tus elogiosos comentarios, yo pienso que ponerle un poco de humor a todo es un modo de acceder a los temas de un modo diferente y (aunque parezca contradictorio) revelar a lgún aspecto novedoso y más profundo.

1
Retrato de Felipe Palma
0
Feb. 2015

Si, muy buena la cita de Los Pitufos. Disfruto cuando un autor como lo has hecho tú, agrega alguna cita tomada de una fuente aparentemente inválida o no académica. Demuestra también la capacidad de observar en todas partes y encontrar por ahí joyitas.

Me sumo a lo dicho por Cristian Petit De Murat.

0
Retrato de Andrés Gustavo Muglia
137
Feb. 2015

Gracias Felipe por tu comentario.

0
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Retrato de Adriana Pareja
7
Ene. 2015

Lamentablemente es como dices, hay que llenar la olla. Innumerables veces he considerado no presentar las mil y un opciones ( en honor a mis profesores y colegas más experimentados), pero la experiencia ganada me dice que es mejor llevar más. De esta manera, el cliente puede escoger a su antojo sin perder por completo el diseño inicial. Preferible eso que al temido "No me convence ¿por qué no intentas otra vez?". Sin embargo, no dejo de creer en los milagros, pues sí me he topado con clientes que confían en nuestro criterio y aceptan nuestra propuesta con pequeñas, mínimas modificaciones, como diciendo que no todo en la relación del cliente y del diseñador esta perdido o dicho.

1
Retrato de Andrés Gustavo Muglia
137
Ene. 2015

Gracias Adriana, estamos de acuerdo en que las últimas que señalas como experiencias no son la mayoría, aunque es un placer cuando suceden.

0
Retrato de Jorge Reares
7
Ene. 2015

Los "antojos" de los clientes probablemente deban ser tomados como información adicional, no solo como "ocurrencia pasajera", allí puede estar escondida: experiencia de mucho años de trabajo en su materia especifica de producción e inter-relación con sus clientes, y, en esa expresión de deseos la confusa manifestación del proyecto que pretende desarrollar.

0
Retrato de Andrés Gustavo Muglia
137
Ene. 2015

Me parece bien tu pisición, los oidos siempre abiertos, en una de esas ellos sí tienen razón, o parte de ella que nos sirva, después de todo se supone que son los que mejor conocen su producto.

0
Responder
Retrato de Enrique H. Robles
0
Feb. 2015

Excelente artículo. Interpretación, es la clave. Pero, si lo que el cliente quiere es basura? Es una arma de dos filos, por un lado, le doy gusto al cliente, que es el que paga, pero por otro me estoy dando mala publicidad, cuando pregunten quien hizo esto? No me gustaría que dijeran que lo hizo Enrique :-(

2
Retrato de Andrés Gustavo Muglia
137
Feb. 2015

¡Esa es la cuestión! ¿El portfolio de un diseñador dice toda la verdad y nada más que la verdad? ¿U oculta algunas cosas que mejor no mostrar? Gracias por tu comentario.

1
Retrato de Luis Jaime Lara Perea
30
Sept. 2015

Además existe la ética en cada uno de nosotros, quien nos aconseja en nuestras decisiones. Yo no trabajo para los clientes, trabajo con ellos.

1
Responder
Retrato de Joaquín Eduardo Sánchez Mercado
566
Feb. 2015

Aquí se podría decir: ¿son los diseñadores quienes resuelven "problemas" a sus clientes, o son los clientes los que resuelven los problemas económicos de los diseñadores. Cuántas pláticas, cuántos artículos sobre cómo investigamos, que la utilidad, la racionalidad, el diseño cuasi científico, para terminar con que los caprichos del cliente al final se imponen porque ellos son los que pagan. Solo en contados casos es el diseñador quien no permite que el cliente defina el diseño. Generalmente quién menos necesidad económica tiene, puede darse el lujo de rechazar los caprichos del cliente. Generalmente se recurre a las grandes empresas de publicidad o diseño porque necesitan un nivel muy alto de creatividad y profesionalismo. No van a decirte que hagas tal o cual cosa, sino a que tu les digas como, cuando y donde. Es en el tianguis donde se suele regatear y no sucede tanto en los almacenes de lujo. Los perros huelen el miedo y los clientes la necesidad.

7
Retrato de Andrés Gustavo Muglia
137
Feb. 2015

Hola Joaquín, no se puede expresar mejor que como tú lo has dicho, estoy completamente de acuerdo con lo que dices. Gracias por tu comentario

0
Retrato de Luis Jaime Lara Perea
30
Sept. 2015

¿Los clientes son los que nos resuelven los problemas? Yo pensaba que ambas partes recibíamos un beneficio mutuo por el intercambio. Seguir pensando así no nos sacará del hoyo. Lo que conseguirá es volvernos conformistas y hasta verlo bonito. Tal vez suene arrogante, pero a mí me ha ido bien en el Diseño y creo que encontré la manera de hacérselo ver a mis clientes.

¿Aceptamos por hambre? ¡por qué poco vendemos nuestra dignidad!

¿Qué hacemos entonces? ir en busca de clientes que aprecien nuestro trabajo. Hay muchos más de los que creemos.

2
Responder
Retrato de Saúl Márquez Rousset
0
Ene. 2015

Muy interesantes, sin duda es algo que vivimos en el trato con los clientes.

1
Retrato de Victor Hugo Mendoza García
0
Ene. 2015

De acuerdo contigo.

Creo y trabajo bajo el contexto de dar soluciones de comunicación gráfica de acuerdo a las necesidades del publico objetivo. Sin embargo en México es una tarea evangelizadora, considerando que prácticamente el 95% de empresas en el país son PyMES que se encuentran en una curva de aprendizaje sobre este tema.

0
Retrato de Andrés Gustavo Muglia
137
Ene. 2015

Gracias victor por tu comentario

0
Responder
Retrato de Jorge Reares
7
Ene. 2015

Solo con una solida formación y práctica de vida personal un Diseñador y su equipo de trabajo puede asesorar. Los empresarios o encargados de Marketing de las empresas poseen una formación muy solida o estudian permanentemente para actualizar sus conocimientos de mercadeo. Son ejemplos hermosos el de "Pitufos" citados por Muglia. Otro es aquella frase de Ford "Si yo hubiese escuchado literalmente a mis clientes, debería haber fabricado carruajes para que soporten más caballos de tiro", "interpretó los deseos" y fabricó el Ford T, económico al alcance de mayorías, les soluciono el problema que tenían.

0
Retrato de Andrés Gustavo Muglia
137
Ene. 2015

Me gusta el ejemplo de Ford, aunque también era un intransigente, pero se salió con la suya: "usted puede tener un Ford T del color que quiera, siempre que sea negro".

1
Retrato de Jorge Reares
7
Ene. 2015

jaja! buena esa, sutil, nunca un "no" el hombre

0
Responder
Retrato de Paolo Bergomi
2
Ene. 2015

Pretender enseñar al cliente es una tarea improba, aún el mas docto nos sale por la tangente con una burrada. El azar es la cuota necesaria en la profesión, y le otorga el beneficio del suspenso y a veces la diversión. De todas formas estoy convencido que nuestra profesión todavía no llegó al reconocimiento necesario y por ende al respeto por nuestras capacidades, aquellas por las cuales se supone, nos convocan. Tarea pendiente de parte nuestra! Gracias Andrés, un gusto leerte.

7
Retrato de Andrés Gustavo Muglia
137
Ene. 2015

Gracias a vos Paolo por tus comentarios.

1
Retrato de Paolo Bergomi
2
Ene. 2015

Sigamos en la "trinchera".! saludos a todos.

1
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