No hay reglas para enseñar diseño

Hacen falta maestros muy respetuosos del potencial individual de cada uno de los alumnos a quienes preparan como diseñadores.

Rodolfo Fuentes, autor AutorRodolfo Fuentes Seguidores: 32

Ilustración principal del artículo No hay reglas para enseñar diseño

«Dont try to be original, just try to be good». Paul Rand

La educación de un (buen) diseñador no comienza necesariamente cuando éste decide formalizarla acudiendo a un centro de enseñanza. Aun sin él saberlo, seguramente comenzó mucho antes a orientarse hacia la disciplina proyectual, buscando acomodar curiosidad e intelecto a la posibilidad de crear mundos, pequeños mundos, mínimos o grandes actos de comunicación. Es obvio también que su proceso formativo tampoco termina ni mucho menos, al salir de la escuela… Los centros clásicos de enseñanza de diseño, paradigmáticos, como la Bauhaus y Ulm, la escuela suiza de Basilea, las escuelas independientes neoyorquinas como Canbrook o la School of Visual Arts, el Royal Art College de Londres, etcétera, han sembrado mojones en la programación de una enseñanza del diseño, con un notorio énfasis en lo formal y lo formal aplicado. Más cercanamente en el tiempo, este espacio de incidencia, se ha desplazado hacia el estudio de los hechos del diseño como conformadores de la cultura, asumiendo como válido el constante efecto boomerang que alimenta y retroalimenta lo que se hace con lo que se hizo, a veces resignificándolo, en ocasiones ubicándolo como componente de un repertorio cada vez más amplio de posibilidades.

Para moverse didácticamente en ese espacio se hace indispensable la aplicación de una metodología del diseño abarcativa, señaladora de caminos y sanamente caótica: la inserción en el mundo «global» de esta profesión desde una aproximación a lo sistémico, entendido como un relacionamiento horizontal y multipuntual con todo lo que conforma la existencia humana.

Los procesos formativos en «diseño» basados exclusivamente en la adquisición de un corpus de conocimientos informáticos y/o de procedimientos para la utilización de determinado o determinados paquetes de software, —típicos de las escuelas e institutos inescrupulosos que venden y certifican la ilusión del conocimiento en tres meses— son instrumentales, simples herramientas cambiantes, desechables y fácilmente aprehensibles por cualquier persona con un mínimo de formación cultural, y que a la hora de los resultados son tan ricos o tan vacíos como aquello para lo que se los utilice… Tan condicionantes como la dependencia que de ellos se desarrolle. Ese tipo de conocimiento —así como la ausencia formativa del imprescindible taller referencial— es tan ajeno al diseño como pueden serlo —sin ir más lejos—, los más profundos conocimientos en su disciplina de un ingeniero agrónomo de las razones de ser de un jardín zen.

Resulta fundamental respetar en cada individuo, su propia e intransferible cuota de creatividad y capacidad de proyectar. Como señala Gillo Dorfles al referirse —justamente— a la forma de enseñanza-aprendizaje propia del Zen, tal y como lo puede llegar a entender un occidental, se trata de «asistir al aprendizaje del discípulo»1. Buscar expandir su saber, provocando, seduciendo, mandando a barrer y a veces golpeando (metafóricamente, por favor) algún cráneo particularmente rígido en esta temática, sabiendo además que, como bromeaba Guillermo Cabrera Infante «todos los hombres son iguales, pero algunos son más iguales que otros»2.

Aprender diseño es una actividad muy seria, como también —y sobre todo— lo es enseñarlo. Ambos extremos requieren muchos años de formación, reflexión y práctica. Sumados a más años de curiosidad, búsqueda y audacia experimental, que son los elementos comunes para ambas partes del proceso educativo en diseño. La internalización de la mirada, del mirar midiendo ya no en centímetros o milímetros los elementos que utilizamos, sino en capacidades de comunicación, para las que no hay — o al menos no las podemos tener a mano fácilmente— unidades de medida. ¿Cómo evaluamos impacto, poesía, identificación, comunicación o sus inevitables opuestos? Es tan difícil como definir el concepto «calidad». Sin embargo la acumulación consciente de conocimiento nos va dando pistas para entenderlo y sobre todo, sentirlo.

El proceso de transmisión de conocimiento del diseño es para ambos, docente y estudiante, intercambio de experiencias e inexperiencias en el aprendizaje de lo que hoy día es uno de los más universales de los lenguajes y como tal necesita al mismo tiempo, asumir que «no hay reglas», una inmersión profunda en los medios y útiles y un nado preciso y muy libre en la congestionada piscina de los valores.

«No hay reglas», un concepto que no se refiere a la institucionalización de una especie de anarquía proyectual. Creatividad no es sinónimo de anarquía, así como anarquía no es sinónimo de desorden. En muchos casos no hay reglas porque no se necesitan o mejor dicho porque el ponerlas restaría posibilidades a la consigna de que, en diseño, «podemos hacer cualquier cosa».

Pero, una vez más la paradoja: hacer cualquier cosa no tiene otro significado que el de abrir totalmente las ventanas de la imaginación y tomar de lo que allí vemos, lo que a nuestro libre parecer, mejor contribuye a que se cumpla el objetivo del proyecto.

Los procesos básicos de la enseñanza de las disciplinas del diseño son muy sencillos y transparentes, tal y como lo son los rudimentos del ballet, por ejemplo: algunas posiciones básicas que se despliegan al infinito con la práctica y la suma de conocimiento, destreza y sensibilidad. Pertinencia del mensaje, conocimiento y manejo de las condicionantes culturales, presupuesto, estructura, color, ilustración, tipografía son algunos de los ejes sobre los que gira la enseñanza y por consiguiente el aprendizaje.

También, se hace necesaria la reflexión constante sobre el mundo propio, los gustos, las fobias, la música, el cine, en una palabra: el contexto personal como «container» y materia prima de nuestros métodos de trabajo. El desarrollo de la sensibilidad, práctica que no condice con una metodología formal, sino con un «seguir el hilo» que conduce a través de músicas, lecturas, películas y hasta de la contemplación de lo que sucede a través de la ventanilla del bus.

Pero al igual que no es saludable que un psicólogo o un psicoanalista se la pase analizando cada actitud o hecho que sucede consigo mismo o con quienes lo rodean, el diseñador debe tener muy claro cuando es persona común, cuando profesional, ya que es una parte la que hace posible a la otra, en el viejo juego circular de ser y hacer.

  1. Dorfles, Gillo, Símbolo, comunicación y consumo. Barcelona, Lumen, 1984
  2. Cabrera Infante, Guillermo, Tres tristes tigres, Seix Barral, Barcelona, 1969

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Ilustración principal del artículo El ícono ideal
El ícono ideal No siempre somos los diseñadores los que «creamos» un símbolo. A veces esos símbolos nacen, crecen y se instalan en el imaginario casi que por generación espontánea.

Debate

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Retrato de Diana Rodríguez Ramos
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Diana Rodríguez Ramos
Feb. 2013

El aprendizaje no termina, la importancia del diseñador reside en como resuelve problemas y crea posibilidades. Hay que valernos de una metodología propia, las cosas son predeterminadas; darnos más libertad para no hacer diseños tan cuadrados.

Se nos enseña a abrir más el pensamiento. Cada persona aprende a su ritmo, escucha, toma lo que necesita para su formación, y a través de prueba y error va enseñandose. En el diseño hay reglas, pero no se imponen. Hacer sin investigar no es diseño. El diseño es sensible y actual, siempre está alerta a lo que pasa fuera.

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Retrato de Maria Camila Martinez Camacho
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Jun. 2011

Me gusta que los diseñadores van mirando y midiendo sus habilidades y sus conocimientos con la ayuda de su sensibilidad y trayectoria. quisiera poder implementar esa metodología de «seguir el hilo» y no hacer lo que las otras personas quieres ver o en su defecto los profesores..

como hacer para que el diseño sea parte de una búsqueda sensorial, experimental y proyectiva frente al estudio de alguna problemática?

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Retrato de Norma Lucia Acosta Acosta
0
Feb. 2011

Buenos días, soy docente del área de Tecnología con estudiantes de últimos grados de la escuela, allí el Diseño juega un papel muy importante en la elección de carreras profesionales que quieren seguir los chicos; por lo tanto constantemente me toca estar actualizando mi práctica para dar herramientas y motivar, por eso pienso que la academia es básica con toda la teoría y talleres que se les pueda dar, solo así ellos se sueltan y crean objetos muy interesantes. Estoy muy de acuerdo con artículo ya que es un cuestionamiento para mi práctica. GRACIAS.

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Retrato de Lorena Sandoval
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Ene. 2011

Aunque en el diseño no existan reglas especificas como en otras áreas, no significa que se pueda abusar de la libertad que se tiene a la hora de diseñar, siempre se deben tener en cuenta las diferentes competencias básicas que exiten en esta profesión para lograr mejores resultados en todos los diseños que se realicen. Una buena comunicación docente alumno es fundamental para aprender de las diferentes experiencias que estos han tenido a lo largo del desempeño en la profesión.

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Retrato de Noemi Zambrano
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Ene. 2011

Un diseñador nace y se crea pero como todo siempre debes de conocer lo que esta permitido y lo que no esta permitido, el diseñor no es la excepción.

cuantas veces nos hemos encontrado con diseños que llaman la atención pero el mensaje no tiene impacto en el receptor.

Pero las reglas siempre se tienen que seguir y repetarlas.

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Retrato de Joao Macias
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Ene. 2011

Pienso que muchas veces los alumnos somos limitados en el aspecto creativo, por el simple hecho de que los profesores cumplen estrictamente esos pensum , que limitan las posibilidades de crear creativamente. Aunque algunas materias practicas son las que nos permiten experimentar y desarrollarnos creativamente.

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Retrato de Cristofer Manzor
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Ene. 2011

hola bueno comprendo todo lo que aqui comenta , yo estudio en la universidad del bio- bio chile diseño industrial es una universidad reconocida y la carrera tambien,pero creo que la manera de evaluar esta en pañales , no existe una foram clara y se presta para malos entendidos, os profesores que tuve en el ultimo taller , no eran guias si no, inpositores de lo que ellos querian que uno como alumno hiciera ,evaluando de una manera distinta aqiens no seguian sus recomendaciones o mas bien casi ordenes no dejando crear libremente

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Retrato de Nohemí Guzmán Nuñez
0
Dic. 2010

Me saltan muchas de las reflexiones aqui señaladas. Son varias las experiencias que se quisieran vertirse en el estudiante, modificaciones de planes de estudio que uno cree por su experiencia hay que cambiar, sacudir el ánimo de esas almas taciturnas para que dejen salir toda la creatividad que tienen o por el contrario encerrar el gran ego de otros que no les deja ver que hay más ¿y qué decir del docente? que se llega con un bagaje de los años como estudiante y como profesionista. Para mi, que la regla que todo docente tiene es infundir las ganas por seguir aprendiendo y practicando diseño.

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Retrato de Patricia Tequida
1
Dic. 2010

haa! a veces quisiera no ser diseñadora para ver las cosas desde otra perspectiva, quisiera que mis alumnos comprendieran lo maravilloso del DG, y en ocasiones no encuentro las palabras necesarias para hacerlo. El diseñador no solo arma, forma o comunica, también expresa, visualiza e investiga, siempre estamos en la búsqueda de la fuente creativa.

Saludos!

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Retrato de Miguel Angel Aguilera Aguilar
67
Dic. 2010

En efecto, actualmente y en lo particular gracias a los medios tecnológicos el enseñar DISEÑO ha enriquecido el abanico educativo, la forma en que nosotros aprendimos cuando fuimos estudiantes limitaba la ejemplificación, hoy en día no hay límites ni reglas, las reglas las delimitamos la formula docente-alumno-institución.

GRACIAS

Posgrado en Artes Visuales. Academia de San Carlos. México, D.F.

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